- La proximidad fomenta la complacencia: Según
Edinger, que un jefe esté físicamente cerca de su empleado (sea a unos
cuantos metros o en el mismo edificio), hace que la comunicación se de
como algo por hecho, sin que existe una conexión real entre ambos.
- La ausencia hace que la gente sea más difícil de contactar:
Lejos de ser un obstáculo, resulta benéfico. Para Edinger, este
esfuerzo obliga a los jefes a mantener una comunicación más constante
para saber qué ocurre.
- Los líderes de equipos virtuales usan mejor las herramientas:
Al tener que usar diferentes recursos (correos, videoconferencias,
mensajería instantánea, teléfono, etcétera), los líderes de equipo se
hacen más eficientes.
- El tiempo se aprovecha más: al ser más limitado el tiempo que están juntos, el líder de equipo tiende a ocupar mejor el tiempo que, paradójicamente, cuando los miembros se encuentran en el mismo espacio.
Bien, ¿qué tanto hay de cierto en esto? Desde mi experiencia, mucho. Comenzaré con un poco de mi historia: Hace más de tres años trabajo en un proyecto. El equipo está repartido en diferentes países: España, México, Argentina, Venezuela, por nombrar algunos. Tuve que acostumbrarme a algunos cambios. Por ejemplo, que se rige por un huso horario diferente al mío y que prácticamente no hay oportunidad de conocer personalmente a tus colegas, salvo que hagas un viaje largo. Así, desperdigados por el planeta, teníamos que coordinarnos.
En un inicio fue sencillo. Escribía con otro blogger argentino, así que el único problema era ponernos de acuerdo entre los tres horarios que manejábamos (Madrid, Buenos Aires y Lima). Si teníamos que compartir enlaces o coordinarnos sobre algún tema, usábamos una lista de correo. En 2010 ingresé a otro proyecto mas. La dinámica se hizo diferente. Teniamos un flujo intenso de información y los tiempos de respuesta deben ser más rápidos, había que comunicarse con otros tres más. Tuve la suerte de coordinar otro par de sitios, y en algún momento, estar como editor jefe de esta red. Pero, bueno, saltemos esos detalles. El punto es que, en estos tres años, aprendí muchas de las ventajas y desventajas del trabajo remoto. Estos son mis comentarios:
-
Sí hay una relación entre proximidad y complacencia… pero no es causal:
En el trabajo remoto, la comunicación constante es un valor vital. No
puedes darte el lujo de no estar al tanto de lo que ocurre. Me consta
que es más sencillo consultar una duda o reportar un resultado si se
cuentan con las herramientas adecuadas. Sin embargo, también hay displicencia en el trabajo remoto.
Es más fácil que un empleado (o un jefe) “desaparezcan” porque apagaron
el móvil, no tenían conexión a Internet o simplemente no tenían ganas
de hacerle caso al trabajo. Es más una cuestión cultural.
-
La ausencia hace que te esfuerces más: Sí. En una
oficina, basta con que te cambies de lugar para contactar a alguien.
Aquí tienes que agotar los medios. Por ejemplo, yo puedo tener a un
editor en un sitio colaborativo, pero si no responde, hay
otros mecanismos por dónde contactarlo: correo, Twitter, Skype o
mensajería instantánea. El resultado, curiosamente, es priorizar mucho mejor.
Como la comunicación es más difícil, eliges mejor los mensajes que
envías. Nuevamente, también es un tema cultural: un jefe (o un empleado)
poco atento al trabajo lo será dentro o fuera de una oficina.
-
Los líderes usan mejor las herramientas: La mayor ventaja del trabajo remoto, desde mi perspectiva. Hace unos meses, compartía por qué creo que el correo electrónico puede quedar obsoleto en las empresas. Es una de las lecciones del teletrabajo: aprendes a explotar mejor los recursos que tienes a la mano y a descubrir otros.
A la larga, es una ventaja competitiva porque puedes implementar
soluciones en otros ambientes. Va otra anécdota: Hace no mucho, el papá de un amigo me
pidió que le configurara su nueva iPad, porque se iba de viaje y quería
revisar los documentos que le mandaran por correo. Le conté que con
Dropbox podía sincronizar todos los archivos de su empresa (los cuales
están en una red interna) y mirarlos desde la tableta. La solución le
cambió la forma de trabajar, pues ahora tiene la certeza de que puede
supervisar el trabajo desde cualquier sitio.
-
El tiempo se aprovecha más: En las oficinas, uno de
los grandes males es la proliferación de reuniones. En el trabajo remoto son menos constantes,
porque implica que todos se pongan de acuerdo en un mismo momento. Así,
cuando ocurre una, se aprovecha más el tiempo. Es más común que una
empresa de trabajo remoto implemente juntas de seguimiento cortas y puntuales
que en una convencional. Lo que es cierto es que también son necesarias
las reuniones físicas, sobre todo cuando hacer tormentas de ideas o
necesitas discutir un tema por un buen rato. Como dicen, todo con
medida.
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