26 octubre, 2012

¿Cuándo es buena una fotografía?

Muchos me preguntan en clase cómo saber si una fotografía es buena o mala. Cuando ven una fotografía de Avedon o de Cristina o una cuya autor desconocen, se desconciertan y no saben decirme si les gusta o no.  Y algunos incluso confiesan que algunos de los retratos más icónicos del maestro no les dice nada.
La única clave que he encontrado para saber si una fotografía es buena o no es la siguiente: si al mirar una fotografía eres capaz de imaginarte una historia, entonces es buena.
Eduardo Momeñe, en sus fantástico libro La visión fotográfica. Curso de fotografía para jóvenes fotógrafos encontramos esta reflexión:
¿Qué es una buena fotografía? Es una pregunta que podemos plantarnos ya, y de no fácil respuesta. Si sabemos reconocer lo que es una buena fotografía o, mejor expresado, cuál es la apariencia de una buena fotografía, estaremos probablemente más cercanos a obtener una de ellas. Cuando decimos que hacer buenas fotografías no es muy fácil, ¿a qué nos estamos refiriendo? ¿Quizás a que las fotografías estén bien iluminadas, bien compuestas, a que sean bellas imágenes? ¿A qué llamamos bellas imágenes? Más concretamente, ¿qué entendemos por una buena fotografía? ¿Qué es para cada uno de nosotros una buena fotografía? ¿Cómo se consigue una buena fotografía? ¿Qué tenemos que saber para obtener una buena fotografía? ¿En qué hay que pensar? ¿Cómo hay que mirar? Planteado así, puede parecer una desagradable ráfaga de preguntas, pero si las tomamos una por una y les dedicamos unos segundos a cada una de ellas, estaremos ya hablando -quizás pensando- en términos fotográficos.
Esto depende mucho del observador. Si tiene una buena cultura visual o una gran sensibilidad, será capaz de distinguir la genialidad de Robert Frank del trabajo más estereotipado de Mario Testino, por ejemplo. Este último es un excelente hacedor de fotografías y un gran relaciones públicas, amigo de las principales celebridades y conocido por el gran público. Pero Robert Frank no hace fotografías, las siente. Es un poeta de la cámara que juega con la luz y la realidad. Ese juego le permite romper con las normas establecidas y apostar por fotogramas movidos, desenfocados… que no dejan de ser auténticos poemas. Como he dicho otras veces, su libro Los americanos fue un punto de inflexión en la historia de la fotografía.
Y sin embargo, la gran mayoría de los alumnos que empiezan me confiesan que si hicieran alguna de las ochenta y tres fotografías del libro no dudarían en borrarlas de su tarjeta de memoria. Lo mismo que pasó en el momento de su publicación. No es fácil de entender por el gran público. Unos pocos ven la triste historia americana donde nadie tiene fuerzas para sonreír.
La mayoría de los libros, de las escuelas y por ende, de los alumnos, se vuelcan en enseñar y aprender la técnica digital, respectivamente. Pero pocos enseñan a mirar, porque pocos quieren aprender. Lo importante es saber si tal modelo o tal otro tienen más o menos ruido, o si tal programa trabaja mejor con curvas o con niveles… Todo esto es importante, muy importante. Si no conocemos la técnica, no podremos hacer bien nuestro trabajo. De acuerdo.
El gran problema es que la gente se queda atrapada en un remolino de tutoriales y técnicas varias de moda y sólo consiguen hacer fotografías HDR, retratos con poses forzadas y cielos propios del apocalipsis. Y encima esas imágenes son las que más gustan al público medio. Para rizar el rizo, las nuevas cámaras facilitan la labor con la inclusión de filtros y efectos que harán las delicias en las redes sociales. Esas fotografías están bien, pero son una moda pasajera.
Hacer una buena fotografía es muy distinto a hacer fotografías. Lo primero requiere trabajo, salir con la cámara al hombro después de haber pensado mucho lo que queremos hacer; requiere esfuerzo y saber distinguir lo que quieres hacer y lo que no. Sin embargo, hacer fotografías es salir con la cámara y disparar en los sitios donde conducen a los turistas como ganado y tener un recuerdo, sin un proyecto previo. En ambos casos se pueden hacer cosas maravillosas, pero sólo en una se pueden perder como lágrimas en la lluvia.



24 octubre, 2012

Integra el Chat de Facebook en la nueva beta de Firefox

Dentro de las horas que podemos pasar delante de nuestro navegador, seguramente, una parte nada despreciable se centre en el seguimiento de publicaciones que consideramos de interés y otra buena parte la empleemos en el uso de “aplicaciones sociales”, es decir, redes sociales como Twitter, Facebook o, incluso,redes sociales corporativas. Si bien nuestro navegador web suele ser la principal vía de entrada, existen aplicaciones de escritorio (como Facebook Chat o TweetDeck) o extensiones que también nos brindan acceso sin necesidad de acceder directamente a las páginas de los servicios.
De hecho, parece que cada vez somos más propensos a las aplicaciones móviles y las extensiones que a la navegación directa y parece que esta es la senda por la que nos quiere llevar Mozilla a través de Firefox con la Social API. ¿Y qué es la Social API de Fifefox? Teniendo en cuenta que es un API, es un conjunto de recursos orientados a introducir funcionalidades sociales dentro del navegador, es decir, permitir que se integren funcionalidades de redes sociales en Firefox como parte integrante de las funcionalidades del propio navegador y, por tanto, evitando la necesidad de abrir una pestaña nueva para entrar en Facebook para usar el chat.
Esta novedad es algo que nos llegará en la próxima versión de Firefox y, desde hoy mismo, podemos probarla en la versión beta del navegador y usar Facebook Chat sin necesidad de recurrir al cliente de escritorio o mantener una pestaña abierta con una sesión de Facebook para poder conversar con nuestros contactos. Con este nuevo paquete de funciones, Firefox ganará una serie de botones que nos facilitarán el acceso a Facebook y, además, reservarán una porción del interfaz para mostrarnos los contactos conectados y, al igual que ocurre en la red social de Mark Zuckerberg, conversar con ellos a través del chat pero sin tener que mantener una pestaña abierta.
Esta aproximación es muy interesante y nos acerca aún más hacia un entorno en el que no tenemos que acceder a una página web o a un servicio para disfrutar de sus funcionalidades o sus contenidos, sino que aplicaciones de terceros no tienden un puente directo para que nuestra experiencia de uso sea cómoda. Eso sí, integrar un chat de Facebook en el navegador o la posibilidad de ver las actualizaciones de nuestros amigos es algo a consumir con moderación y, mucho me temo, que va a darle más de un dolor de cabeza a aquéllos que controlan de manera muy cercana la navegación de sus empleados.
¿Y qué hay que hacer parar probar esta nueva funcionalidad? Integrar el chat de Facebook en Firefox es bastante sencillo, lo único que tendremos que hacer es descargar la beta de Firefox e instalarla, visitar Facebook y estar atentos a la notificación para instalar la integración de Facebook en Firefox.



16 octubre, 2012

Los saltos de Felix Baumgartner


Finalmente lo hizo. Felix Baumgartner se lanzó el 14 de Octubre de 2012 desde más de 39 kilómetros de altura en caída libre. Batió con ello tres récords. Para llegar a realizar esta proeza que tuvo a medio mundo en vilo, el austriaco había desafiado a la gravedad en varios prodigiosos saltos.
En 1999 batió el récord mundial de salto BASE desde un edificio, las Torres Petronas de Kuala Lumpur
Ese mismo año realizó el salto BASE más bajo, desde le Cristo Redentor de Rio de Janeiro.


En 2003 fue el primero en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre equipado con unas sofisticadas alas que le permitieron no solo caer, sino casi volar.



Tras saltar en una cueva de poco más de 200 metros de profundidad y desde un puente ne Francia, saltó desde la Torre Mayor en México




En 2007 se tiró desde el edificio más alto del mundo, la Torre 101 de Taipei

Pero todo esto resultó ser poco comparado con el fascinante salto desde la estratosfera




En su salto batió tres récords. El salto desde más altura, 38.900 metros. El vuelo tripulado en globo a más altura, 39.045 metros. Y rompió la velocidad del sonido alcanzando los 1.342 kilómetros por hora.
Además, decenas de televisiones del mundo y más de 8 millones de visionados en YouTube.
La tarde transcurría plácida mientras Twitter entraba en ebullición. Más de dos horas de ascenso que tenían su atractivo según la cápsula iba superando alturas. La del Everest, con 8.848 donde se acerca el límite del vida, la troposfera, donde el oxígeno es una tercera parte del de la superficie del mar y donde apenas se puede respirar. Después supero la altura de los aviones comerciales. de los aviones espía y de casi cualquier artilugio tripulado.
Cuando llegó a la altura convenida, se inició la secuencia de control, obligada, no sea que al piloto se le crucen los cables y se olvide de algo. Y de pronto, la escotilla se abrió. Me invadió una tremenda sensación de fragilidad. Todo me parecía de lata, elemental. La escotilla se movía como si estuviera mal encajada. Y el hombre, eso es al fin y al cabo Felix Baumgartner, se aproximó a la plataforma. Con sus movimientos, hacía moverse la cápsula y con ello aumentaba la sensación de fragilidad. Se puso en pie, respiró y se lanzó. Así, sin más, como tu te lanzarías desde el trampolín de una piscina. Si la atmósfera es muy liviana, la gravedad es muy poderosa y el hombre desapareció en unos segundos.
No sabemos muy bien qué ocurrió, pero el caso es que no batió el récord de caída libre. Unos segundos antes de lo previsto, abrió el paracaídas de modo que el récord sigue en manos de Joseph Kittinger, que se encontraba en la zona de control y que había sido el mentor del proyecto. Kittinger había conseguido su record en ¡1960!
Se cuenta que Baumgartner abrió el paracaídas para dejar algún récord en manos de Kittinger. Lo dudo. Las primeras imágenes desde la cámara subjetiva de Baumgartner parecen indicar otra cosa. Todo gira de una manera pavorosa y sospecho que a Felix los cuatro minutos de descenso se le hicieron siglos.
Somos pequeños y hacemos grandes cosas. Allí arriba, un hombre insignificante nos enseñó lo que podemos hacer si nos lo proponemos. ¡Bravo por Felix Baumgartner!

04 octubre, 2012

Los monitores para fotografía

Si queremos hacer nuestras fotografías con la máxima calidad posible, todos y cada uno de los elementos que entran a formar parte del laboratorio digital de un fotógrafo tienen que ser de primera línea, o al menos, de la mejor calidad que nos podamos permitir. El monitor es uno de los dispositivos que más deberíamos mirar.
Cuando compramos una Pc para editar nuestras fotografías siempre buscamos que tenga el mejor procesador, que rebose de memoria RAM, que tenga todo tipo de entradas una buena tarjeta grafica…y luego si viene con un monitor gratis damos las gracias al vendedor y no nos creemos nuestra suerte. Encima tiene tantas pulgadas…
Pues me atrevo a decir que estamos equivocados. No podemos conformarnos con cualquier monitor. De nada sirve tener la mejor cámara del mundo y la mejor tarjeta grafica, si nuestro monitor no está a la altura de las circunstancias. Es igual de importante que las ópticas que acoplamos a la cámara. Siempre digo que es mejor gastarse menos en una cámara e invertir en los mejores objetivos y buscar el mejor monitor que nos podamos permitir.
Un buen monitor nos va a dejar ver los colores tal como son y cuando imprimamos las fotografías vamos a obtener el resultado esperado, siempre y cuando lo hayamos calibrado y tengamos activa la gestión del color. ¿Pero cómo podemos saber si un monitor es adecuado para nosotros, amantes de la imagen? Por una serie de características que vamos a desgranar a continuación:
  • Una pantalla LCD, un panel, tiene una serie de puntos que forman la imagen. Ese conjunto de puntos son los píxeles. Cada píxel está formado por tres subpíxeles. De color rojo, azul y verde, el popular RGB. Según formen los colores, seran de un tipo u otro. Los tres más populares son:
  1. TN (Twisted Nematic) es un panel rápido, ligero y muy barato, donde los subpíxeles giran para dejar pasar más o menos luz de la fuente de emisión. El problema es que dan un brillo excesivo y son muy difíciles de calibrar por su pobre ángulo de visión.
  2. VA (Vertically Aligned) sob paneles bastante mejores que los anteriores pero sus definición deja bastante que desear. Los subpíxeles se abren y cierran como una claqueta.
  3. IPS (In Plane Switching) son los mejores paneles del mercado. Destacan en todo, salvo en el contraste, que es un poco reducido (es difícil conseguir un negro total con esta tecnología). Los subpíxeles se extienden o encogen para formar los colores. Es el tipo de panel que tienen los buenos monitores.
  • Los monitores profesionales deben tener varias conexiones, sobre todo digitales, para que la señal sea lo más precisa posible. Entre todas destacan las Display Port, que Apple llamaThunderbolt. Las salidas analógicas, tipo VGA, deberían haber desaparecido hace tiempo, pero siguen siendo el estándar para conectar proyectores, por ejemplo.
  • Además del tipo de panel, uno de los componentes que hace que un monitor sirva para la fotografía es su electrónica, la placa que permite controlar aspectos tan importantes para una buena calibración como:
  1. El ajuste de la curva Gamma (que permite ver el color correctamente, sin dominantes).
  2. Tener un nivel de negro adecuado y un buen contraste (la asignatura pendiente de todos los monitores planos)
  3. Una gama de color lo más amplia posible, como puede ser el espacio de color Adobe RGB 1998.
  4. Una buena electrónica puede procesar una señal de 10 bits, o lo que es lo mismo, poder visualizar 1024 tonos por canal, en vez de los 256 tonos que tienen los monitores más básicos. La diferencia es abismal.
  • Un buen monitor debe tener un ángulo de visión que no varié ni cambie los colores ni en horizontal ni en vertical. Si estáis leyendo este artículo con un portátil mover la cabeza de izquierda a derecha o la pantalla abrirla y cerrarla y veréis por qué los portátiles no sirven para trabajar con fotografías.
  • La uniformidad de Brillo y Color es otro aspecto a tener en cuenta. En los monitores que compramos en los grandes almacenes o que nos regalan junto al ordenador, la diferencia entre el centro y las esquinas pueden tener una diferencia de varios puntos de luminosidad. Los monitores profesionales cuentan con un ecualizador de señal que asegura el mismo valor en el centro que en las esquinas.
Tener todas estas especificaciones cuesta dinero, pero cuando queremos los mejores resultados no nos queda más remedio. Afortunadamente están bajando los precios, y si buscamos podemos encontrar auténticas maravillas.